“Un día el Cangurito sacó la cabeza por el agujero de la bolsa y dijo:

– ¡Oh, qué grande es el mundo! Madre, ¿puedo ir a ver cómo es?

– Ya te lo enseñaré yo, no es necesario que salgas de la bolsa. Podrías hacerte daño, o encontrar malas compañías y exponerte a peligros innecesarios – dijo la madre mientras acariciaba dulcemente su pelo suave -, yo soy una madre responsable y decente. El Cangurito suspiró, se quedó callado y quietecito dentro de la bolsa. Pero el Cangurito crecía, se hacía mayor, y cuando ya casi no cabía dentro de la bolsa la madre le ordenó:

– ¡Te prohíbo que crezcas!

Y el Cangurito, que era muy obediente, dejó de crecer en ese mismo instante.

El Cangurito, desde la bolsa veía cosas y hacía preguntas a su madre. Era un chico inteligente y todo lo encontraba interesante. Pero la Madre Canguro estaba muy molesta porque no encontraba respuesta a muchas de las preguntas que su hijo le hacía. Y acabó por decirle:

– ¡Te prohíbo que hagas más preguntas!

Y el Cangurito no preguntó nunca nada más. Un día las cosas estuvieron a punto de arreglarse. El Cangurito, desde su puesto de observación, vio una cangurita preciosa.

– ¡Madre -dijo-, quiero casarme con aquella cangurita!

– ¡Ay! – respondió la madre-, ¿quieres abandonarme para irte con una cualquiera? ¡Te prohíbo que te cases!

Y el Cangurito no se casó.

Cuando la Madre Canguro se murió vinieron a sacar al cangurito de la bolsa de la difunta. Era un animal extraño. Su cuerpo era pequeño, pero tenía cara de viejo.

Cuando lo dejaron en el suelo todo su cuerpo se empapó de un sudor frío.

– Tengo miedo – dijo-. Por favor, ¿me queréis poner en el hueco de aquel árbol?

– Y el Cangurito pasó el resto de sus días mirando el mundo desde el árbol. De vez en cuando comentaba: “¡Verdaderamente es grande el mundo!”.

Este es el ejemplo que el Dr. Luis Folch y Camarasa, psiquiatra y educador de referencia, utilizaba hace casi veinte años para explicarnos la sobreprotección de los niños. Lo releo tantas veces y ni una línea de su libro parece descontextualizada de nuestra realidad actual,  donde se hacen manifiestas nuestras continuas sobreprotecciones hacia los niños.  Debemos posicionarnos, reconocer y caminar en el reconocimiento deLa sobreprotección como un desequilibrio de la función protectora, “… fomenta la tendencia a permanecer agarrado a las faldas o dentro de la bolsa de la Madre Canguro”. El niño sobreprotegido es inseguro por exceso de afecto, falta de aceptación, exceso de autoridad y falta de seguridad.

Parece complicado entender cómo lo más importante de nuestra vida debe separarse de nuestro lado, debe equivocarse, teniendo la certeza que nosotros, por nuestras vivencias, le podemos dar la felicidad absoluta. Son lo más maravilloso de nuestras vidas y, cómo hacernos conscientes que debemos dejarlos libres para que adquieran la responsabilidad, fortaleza y seguridad en sí mismos que sabemos que necesitan. Se ven tantos peligros ahí fuera, que el instinto maternal nos hace dejarlos en la bolsa para que no vean el sufrimiento y las penurias de esta vida.

La escuela es el segundo agente de socialización después de la familia y los padres, por primera vez, sacan a su canguro de la bolsa. Es algo sabido, pactado, culturalmente aceptado, que debemos dejarlos para que aprendan, creen lazos seguros, sean felices, pero, ¿estamos preparados para esta separación? En las anotaciones que realiza el psiquiatra en su libro “Educar a los hijos, cada día más difícil” nos remarca la importancia de la elección de la Escuela por su proyecto educativo y estar de acuerdo en este ideario. Primordial esa confianza y dejarnos de actitudes fiscalizadoras, desautorizaciones de profesores, … “Como padres, la escuela es nuestro brazo derecho, y no puede trabajar, tener éxito, si no trabaja sobre unos niveles y unas estructuras intelectuales de madurez personal y unas posibilidades de comportamiento que ella no puede crear. Pág. 83”. Se deben dar para que esa comunidad educativa se cree y es necesario ser conocedores de ello.

Cristina Álvarez Martínez

 Responsable de Gabinete

 Julio Verne School

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