La motivación es lo que mueve a la persona en una dirección y con una finalidad determinada; es la disposición al esfuerzo mantenido por conseguir una meta.
Las empresas se esfuerzan en hacer que sus trabajadores sean más productivos y para ello buscan incentivos para motivarles, distintos de los materiales en muchas ocasiones. Del mismo modo en educación, el profesorado busca que su alumnado obtenga resultados excelentes y busca también herramientas que les ayuden a conseguirlo. En la etapa en la que esos resultados se vuelven vitales es el bachillerato. En la motivación que un alumno llegue a tener para alcanzar su meta, desempeña un papel fundamental la atención y refuerzo social que sienta recibir de un adulto. Por eso resulta imprescindible la figura del “tutor personal”. Un complemento ideal a la familia en el desarrollo personal y académico del alumnado.
¿Qué supone un “tutor personal”? ¿Qué de diferente tiene a la figura de tutor que conocemos?
El tutor personal va más allá de lo estrictamente académico. Un tutor personal es alguien con quien el alumnado “conecta”, con quien siente mayor cercanía, por su forma de ser, por los gustos o aficiones que comparten. Es alguien elegido por el propio alumno y que no viene impuesto por pertenencia a un grupo-aula.
Esta figura es un apoyo emocional. Es quien en momentos más difíciles puede decirte eso que, tal vez de otros, no escucharías. Y es con quien compartir, en el mismo instante, las buenas noticias de los logros que vas consiguiendo. Te escucha cuando cualquier problema no te deja concentrarte. Y el simple hecho de escuchar ya es una importante vía de escape para que el problema parezca menos de lo que antes lo veías.
El tutor personal hace que el alumno se sienta importante. Porque sea un alumno o alumna brillante o no lo sea, más comunicativo o más introvertido, hay alguien que está pendiente de él, que se preocupa por su estado de ánimo, por su trayectoria académica, y, de quien puede recibir consejos desde la experiencia que el contacto con muchos alumnos diferentes le ha dado. Que el alumnado se sienta importante hará que dé lo mejor de sí en el día a día.
La figura del tutor personal también consigue que el alumno se sienta más seguro. Está ahí para darte ese empujón o una simple palmadita antes de entrar a un examen importante, porque le has contado tus temores y sabe que la necesitas. Esa palmadita que te hace entrar con más confianza en ti mismo y en las horas de trabajo que has dedicado para conseguir el objetivo. Es alguien a quien recurres cuando necesitas la aprobación de otro antes de una decisión, que ya tienes tomada, pero tú no lo sabes.
Así que el tutor personal puede ser ese incentivo no material que ayude a nuestro alumnado a llegar a su máximo potencial, porque eso son los resultados excelentes.
M.Carmen Tapia Regal
Secondary and Baccalaureate Coordinator